El ritmo que tiene de producción de agua la desalinizadora de El Prat localizada en Barcelona, no crecerá hasta que los embalses de las cuencas internas de Cataluña estén por debajo del 70 por ciento, en vez del 80 por ciento previsto en el actual protocolo de actuación, a causa de la mala situación económica y a los cambios en el consumo.

Según este protocolo, cuando el nivel medio del agua que se acumula en los embalses de las cuencas internas catalanas bajara del 80 por ciento -algo que se ha efectuado en estos últimos días al haberse encontrado ahora en el 78,13 por ciento- la desalinizadora de El Prat de Llobregat (con una capacidad de 60 hm³) debía ir acrecentando el funcionamiento de sus diez unidades productivas.
Sin embargo, según fuentes de la Agencia Catalana del Agua (ACA) han comunicado a Efe de que este baremo se ha tenido que revisar a causa de la coyuntura económica "que no posibilita trabajar con tanta holgura como la que perseguía el anterior protocolo".

Por otra parte, comunican las mismas fuentes, los nuevos hábitos de consumo, con una mayor capacidad de ahorro por parte de los consumidores, sobre todo en el área metropolitana de Barcelona, han permitido lograr un ritmo en el descenso de las reservas menor del que antes se verificaba.
Desde que se puso en funcionamiento, en julio del 2009, esta desalinizadora perteneciente a Aigües Ter Llobregat -y la principal obra propulsada por el ejecutivo anterior para asegurar el suministro de agua en el área de Barcelona- ha trabajado a un ritmo reducido, sobre todo dirigido a mantener los circuitos de la instalación en condiciones apropiadas.

Las reservas de agua que se acumularon en los embalses catalanes en el transcurso de los últimos ejercicios, que han sido mayormente lluviosos, han evitado que esta gran infraestructura -que se empezó a construir en mitad de la grave sequía que obligó a importar agua a Barcelona en barco- tuviera que funcionar a mayor rendimiento.
De esta manera se ha evitado también el pagar unos costes de producción de agua de 0,60 euros por metro cúbico, explican desde el ACA.

Sobre el actual estado de los principales embalses de las cuencas internas predomina el de Susqueda, que se halla al 94,63 por ciento de su capacidad (220 hm³ almacenados); el 60,28 por ciento en el de Sau (99,62 hm³); el 72,6 por ciento en La Baells (79,47 hm³) o el 85,47 por ciento de La Llosa del Cavall.
Mientras que el nivel de los embalses de las cuencas internas se halla todavía en un aceptable 78,13 por cinto de su capacidad total (542,6 hectómetros cúbicos almacenados) frente a los 80,29 por ciento del año anterior en estas mismas fechas, la situación en los pantanos catalanes del Ebro es bastante peor.
La reserva general de los embalses del Ebro, la otra cuenca que afecta al territorio catalán, acumula 3.102 hm³, un 41,3 por ciento de su capacidad global (ese porcentaje hace un año era del 60,7 por ciento) y un 0,9 menos que hace una semana.
Aunque el de Ribarroja esté a un fastuoso 96 por ciento de sus 210 hm³, el resto de los principales embalses del Ebro catalanes o limítrofes presentan datos mucho menos favorables: Mequinenza (674 hm³ y 44 por ciento de su capacidad), Rialb (195 hm³ y 48 por ciento), Oliana (42 hm³ y 44 por ciento), Canelles (257 hm³ y 38 por ciento) o Tremp (101 hm³ y 49 por ciento).
De la misma manera, los caudales del Ebro a su paso por Tortosa y Ascó han bajado unos 30 metros cúbicos por segundo en comparación al 10 de octubre del 2010, de 140 a 173 m³/s y de 103 a 130 m³/s, respectivamente.
También el Segre su afluente principal en la zona, registra niveles por debajo de los registrados hace ahora un año, como los 22,7 m³/s en Serós (frente a los 25,30 del 10 de octubre de 2010).